martes, 28 de abril de 2020

La Historia de Fuego que Nace: Amigos y Aliados (5)

No volví a ver a Zapote Viejo hasta el 29 de Abril del siguiente Año. Nos encontramos en Tres Zapotes justo para ver al sol en su camino hacia el Norte y, allá en casa, iluminando de lleno la pared Oeste de la Pirámide en su nombre, por segunda vez. Para estas fechas ya las lluvias arreciaban por este rumbo húmedo y caluroso, cercano al mar.

Cuando nos encontramos, Zapote Viejo venía acompañado de Dardo Chueco, que era uno de sus guerreros y cuidadores de sus rutas de comercio. Un tipo callado, y por lo que yo oiría después, observador y reflexivo. De hecho, era su hijo.

Dardo Chueco era un guerrero excepcional que ni siquiera necesitaba acercarse al enemigo para fulminarlo. De el se decía que era capaz de fulminar a un ladrón aunque se ocultase en un árbol. A un lado o arriba de el. Caían heridos y a veces muertos.

Zapote Viejo me comentaba que justo hacía 10 días habían regresado de una compraventa realizada en un pequeño pueblo llamado Palenque, que no tenía un ajaw soberano al mando, pero que tenía gente industriosa, combativa y artística, que apreciaban el comercio con todos.

En su recorrido comercial, también visitaron un lugar que llamaban Kaminaljuyu, mucho mas al sur que Palenque y Tikal. En ese lugar se sorprendieron que ellos mismos hacían vasijas de tres patas, como las que hacían en Teotihuacan.

Pero lo que mas impresionó a Zapote Viejo, es decir a su hijo narrador que hizo el viaje, fue encontrar una pirámides, modestas, pero hermosas, que parecían sacadas de la plaza de la pirámide de la luna.  El mismo Dardo Chueco hizo un dibujo en la tierra de lo que recordaba de esa pequeña plaza.


Me sorprendí. Kaminaljuyu era, en los hechos, un pueblo que sabía de nosotros y apreciaba nuestros símbolos y nuestra ciudad.  Zapote Viejo no pudo decirme como había llegado todo esto a ellos. Pero Dardo Chueco me explicó.

"Tu, señor, puedes no darte cuenta. Pero cuando traemos, vasijas de tres patas, vasos, incensarios, cada pieza es apreciada y cuidada por los  artesanos. Pero no nos dan nuestro cacao, ni las plumas de quetzal, ni los trozos de jade, por los objetos. Nos pagan por las historias que les contamos."

"Les hablamos de la Calzada que lleva al supramundo de la Luna. Les hablamos de los enormes monumentos que son mas grandes que todo su pueblo. Y les hablamos de la historia de la Serpiente Emplumada. Y quieren oír cada detalle. Quieren saber de donde vinieron, Quieren saber que tan lejos están. Y quieren saber si hay agua, cocos, cocodrilos y jaguares."

"Yo mismo no conozco Teotihuacan, pero aquello que me platica mi señor, me deslumbra. Yo se que hicieron una ciudad de piedra, estuco y cal, donde nosotros hemos levantado todo con barro, lodo y carrizo."

"Les decimos que nosotros pensamos en los años, y ustedes piensan en los milenios.  Ellos no solo quieren las vasijas, ellos quieren las historias de un mundo que parece hecho por hombre diferentes."

Yo mismo me quedé atónito. No sabía que habíamos creado una leyenda así de grande, pero me hizo sentir el peso de defender una tradición de esfuerzo, persistencia y trabajo colectivo, de la que yo no era consciente, hasta ahora. Gracias Zapote Viejo.

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